top of page

Mariana Torres Viller

 

Wearable art enthusiast

  • Twitter Social Icon
  • Instagram Social Icon

The Choker Culture

  • Foto del escritor: Mariana Torres
    Mariana Torres
  • 15 oct 2016
  • 5 Min. de lectura

¿Por qué los millennials están tan obsesionados con los 90? ¿Acaso la nueva era nos ha decepcionado?

Los llamados chokers se han convertido prácticamente en un uniforme para cualquier adolescente que use las redes sociales, acompañados del flannel y los lentes ovales, pareciera que los 90 nunca se fueron.

Como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, diversos conflictos geopolíticos mundiales, el auge de los grupos insurgentes yihadistas y su conflicto con los ideales occidentales, se consolida un espectro global tan intenso que nos lleva a rebelarnos en contra de lo establecido. Hay una suerte de aura de desconfianza hacia los políticos que nos gobiernan, hacia los sistemas económicos instaurados y hacia la estructura de la sociedad. Este contexto que nos acoge no hace más que resucitar las preocupaciones de la Generación X, es decir, la juventud de los 90.

Para la Generación X, estas inquietudes referentes al consumismo y al neoliberalismo, partidarias del feminismo y del rompimiento de las barreras de género, tenían un carácter político. Todas estas tendencias que hoy en día nos resultan tan entretenidas y “cool” tuvieron, hace no mucho tiempo, una función de crítica y de protesta. Ahora extraemos estos elementos que en su momento tuvieron un propósito social real para construir una estética reciclada que pueda identificar a la nueva generación: los millennials.

The Sex Pistols

Quizá el movimiento más prominente sea el punk, que tuvo su origen en los años 70 y se popularizó a lo largo de la década de los 80 por su carácter oscuro, satírico y desacomplejado. Este promueve las libertades individuales y por ello se le asocia con frecuencia a los ideales de izquierda. Construido a raíz de la imagen de grandes musas del punk como Nancy Spungen y Joan Jett, el movimiento se dirigía al público de Ramones, los Sex Pistols o The Clash, quienes ostentaban sin vergüenza sus camisetas con logos impresos, botones metálicos, pantalones y chaquetas de cuero y botas negras de patente. Después de un breve período de ausencia a finales de los 80, el punk regresa con todas sus fuerzas en los 90 como resultado de la Guerra Fría, la eventual caída de la Unión Soviética, los crecientes conflictos en el Medio Oriente, el nacimiento de AlQaeda y los inicios del internet. Este ambiente de miedo, preocupación e incertidumbre parece encajar dentro de un patrón que se repite en nuestros días: los conflictos en el Medio Oriente persisten, el yihadismo radical tiene más poder que nunca, la Unión Europea irónicamente se desune y nos encontramos en constante dependencia del internet. A esto he decidido llamarlo “sentimiento generacional.”

Durante los 90, el punk da a luz a la primera gran estética de la década: el grunge. Este movimiento recibió la influencia de la cultura del skate y de bandas como Nirvana y Pearl Jam través de nuestros queridos mom jeans, los Dr. Martens, las birkenstocks, los suéteres holgados y el flannel (suena familiar, ¿no?) con el propósito de enaltecer la aparente crisis existencial que vivía la juventud de la época y separarse del “status quo opresor.” Sin embargo, con la muerte de Kurt Cobain, vocalista de Nirvana, en 1994 muere también la estética grunge y la juventud busca otras formas de exteriorizar sus inquietudes a través de la indumentaria.

Toma fuerza así el minimalismo, de la mano de Martin Margiela y Helmut Lang. Siluetas lineales y estructuradas, monocromatismo y una sensación de profundidad conceptual que nos resulta extremadamente posmoderna. La Generación X busca seguridad a través de la construcción de una imagen casi incomprensible para el otro. La juventud se siente astuta y superior cuando maneja esta estética, les quita el miedo que los agobia. A pesar de que el minimalismo se dio a conocer por su faceta conceptual (Comme des Garcons, por ejemplo), en la actualidad – gracias a las contribuciones de Phoebe Philo en Céline – este movimiento ha tomado un carácter más “americano”, más práctico, menos elitista. Se ha incorporado la ropa deportiva a nuestra vida diaria, incluso al ámbito laboral. De ahí que las ventas de Nike y de Adidas aumenten exponencialmente cada año y que cada vez más marcas de lujo se estén enfocando notoriamente en sus colecciones pret-a-porter, abandonando así el alta costura. Se busca, por sobre todas las cosas, comodidad.

Gucci Otoño-Invierno 2015

Esta idea de que la personalidad vende más que el sexo ha traído de vuelta los mocasines o loafers, medias con sandalias (un must para Alessandro Michele en Gucci), los Mary Janes, las minifaldas plegadas y demás. Parte de esto, por supuesto, se debe al estatus de culto que han adquirido Clueless y The Craft, películas que exaltan la imagen impulsada por Versace y Chanel en los 90. Se exhibe lujo y poder, lo cual te permite reafirmar tu posición en el mundo. No es más que otra forma de encontrar seguridad.

Ya seamos grunge o minimalistas, parece que los millennials seguimos lejos de tener una identidad propia. Sólo buscamos maneras de sublimar nuestro vacío como generación. ¿Pero por qué sucede esto?

Los 2000 prometían ser la gran era, llena de posibilidades. La gente se sentía casi afortunada por estar viva para presenciar el inicio de un nuevo milenio. No obstante, el remedio resultó peor que la enfermedad y los 2000 parecían – en palabras de ManRepeller“una resaca del ’99 convertida en migraña crónica del milenio.” En el intento desesperado de alejarse de los 90, las tendencias del 2000 construyeron una imagen desastrosa a base de camisas polo, chaquetas cortas de jean bordado, minifaldas, chanclas y pantalones deportivos de colores escandalosos. Si no saben a qué me refiero, creo que basta con volver a ver varios episodios de Lizzie McGuire y The O.C.

No lo logramos y, por ello, estamos decepcionados y, sobre todo, cansados de la vida. De acuerdo con un estudio difundido por VICE y Metro.co.uk, 2/3 de nuestra generación están constantemente aburridos, aun con todas las diversiones que tenemos hoy en día. Hay una falta de interés y una suerte de incertidumbre producto de todas las posibilidades que se encuentran a nuestros pies.

Crecimos y nos hicimos individuos – adolescentes y adultos jóvenes – en los 2000. No conformamos una gran subcultura o movimiento cultural ni creamos una estética artística. Por eso los millennials buscamos identidad en otras décadas y contraculturas. ¿Se nos estarán acabando las décadas? ¿Acaso ya se ha hecho todo?

Este es nuestro sentimiento generacional: poder ser de todo y no ser absolutamente nada. Quizá sea una visión algo pesimista de quiénes somos como juventud, pero en conjunto solo hemos demostrado que nos encanta aparentar para refugiarnos en la premisa romántica de que todo tiempo pasado fue mejor.

 
 
 

Comments


Posts Recientes

© 2023 by Glorify. Proudly created with Wix.com

bottom of page